El 28 de diciembre de 2024, una niña de apenas 6 años fue víctima de un ataque que marcará su vida de manera irreversible. Mientras pasaba en el parque de su colonia, un hombre identificado y demandado por los hechos, lanzó un cuete al área de juegos. En ese preciso momento, la niña pasaba por allí, y el artefacto explosivo impactó directamente en su ojo izquierdo, dejándola con un daño permanente.
Desde ese día, la niña ha estado recibiendo tratamiento médico, pero el diagnóstico es claro: el daño es irreparable. Su madre, visiblemente afectada, ha expresado su impotencia y frustración debido a la falta de avance en el caso por parte de la Fiscalía. "La fiscalía no le ha dado la importancia que esto merece. Mi hija está sufriendo por algo que nunca debió haber pasado, y aún así, el responsable sigue haciendo su vida como si nada", señala, entre lágrimas, la madre de la menor.
A pesar de que el hombre ha sido identificado y existen testigos del suceso, incluyendo un video que documenta el accidente, el proceso judicial no avanza. La familia del acusado, además, ha intentado deslindarse del incidente con declaraciones falsas, desvirtuando los hechos y tratando de manipular la opinión pública.
Ante la falta de respuestas por parte de las autoridades, la madre de la niña ha hecho un llamado urgente a la comunidad y a las instituciones gubernamentales, tanto locales como estatales, para que se haga justicia. "No sólo quiero que pague por lo que hizo, sino que quiero que mi hija reciba el apoyo que necesita. Los gastos médicos serán de por vida y no tenemos los recursos para cubrirlos. Exigimos que el responsable sea detenido y se haga cargo de lo que hizo", pide con voz firme.
A lo largo de este mes, los esfuerzos de la familia para conseguir justicia han sido múltiples. Han solicitado apoyo al gobierno del estado y al municipio, pidiendo que se presione a las autoridades para que el caso no quede impune. "No quiero que esto le pase a más niños. Si no actuamos ahora, tal vez el próximo ataque sea aún peor", reflexiona la madre, quien asegura que su hija, además del daño físico, está pasando por un trauma psicológico profundo.
Por su parte, los testigos que estuvieron presentes durante el incidente y que han respaldado la versión de la madre, también exigen que se haga justicia. "Fue un acto de violencia innecesario. La niña estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado, pero eso no significa que su vida tenga que cambiar para siempre", expresa uno de los testigos.
En un contexto donde la violencia infantil y la falta de protección a los menores siguen siendo una preocupación creciente, este caso resalta la urgencia de que las autoridades actúen con rapidez y responsabilidad. La familia, junto con los testigos y la comunidad, claman por una resolución que no solo garantice justicia para la niña, sino que también envíe un mensaje claro de que estos actos de violencia no quedarán impunes.
El futuro de la niña, ahora marcado por una vida de tratamientos médicos y cuidados constantes, depende de que el caso avance y que se haga justicia. La lucha de su madre por garantizar que el responsable pague por el daño ocasionado continúa. La comunidad también se mantiene vigilante, esperando que, finalmente, las autoridades escuchen y actúen en consecuencia.
Este caso resalta una vez más la necesidad de un sistema judicial más eficiente y comprometido con la protección de los derechos de los niños, quienes deben crecer en un entorno seguro y libre de violencia. La exigencia de justicia para esta niña es un recordatorio de que cada vida es valiosa y merece ser defendida, sin importar las circunstancias.
